miércoles, 1 de mayo de 2013

 Abre la puerta, entra, la cierra de un portazo. Tira las llaves sobre la mesa y corre hacia el dormitorio. Busca desesperadamente un almohadón, pero entre el enojo y la torpeza tira el portaretrato de la pared, haciendo una explosión de pequeños fragmentos de vidrio. Con mas enojo si cabía, por fin agarra el almohadón, se lo estampa contra la cara y grita lo mas fuerte posible. Le corren lágrimas por la cara, jugando carreras entre ellas, a ver quién llega mas rápido al mentón y caen al suelo, formando un lago, luego un río. No sabe porqué le pasa esto, ¿por qué a ella? ¿qué hizo para merecer esto? 
Enojo, autocompasión, tristeza, duda, vuelta al enojo. Todo eso siente. Y por último cae en la aceptación. No es que ya no siente rabia, y tampoco significa que lo haya olvidado, simplemente que ya no hay nada por hacer. No puede volver el tiempo atrás, no puede hacer que él no haga lo que hizo.
 Listo, lo hecho hecho está. Ya se disculpó, ya le rogó, y hasta lloró para que lo perdonara. Ella se dio media vuelta y, sin decir nada, se fue, dejando un capítulo de su vida atrás, dándolo por terminado.

Buenos días queridas personitas. Que día aburrido ¿no? No hay nada para hacer, esta todo cerrado y para colmo de males parece que el cielo se estuviese por caer. Dicen que va a llover a cántaros y hasta granizar... Pero bueno, a ponerle onda que la vida sigue. Lo de arriba lo había escrito hace tiempo ya, pero quería compartirlo. Espero que les guste. Dejen comentarios y critiquen (de buena forma por favor), que me viene bien para avanzar en mis escrituras. Gracias desde ya
Un beso enoooorme
firma: una loca de la vida

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